Las comunicaciones entre la central de aquella compañía y la telemarker que juraba insolentemente no haberse comunicado conmigo, me dejaron los nervios colapsados. Los teléfonos móviles son ese producto que uno agradece por tener y al ver la boleta, odia de pagar.
Mal atendidos, mal reprochados, humillados por esta vil mentira de ser “clientes”. Los puntos de planes que no existen, mensajes gratis que nunca aparecen, los avisos a tu móvil diciendo su abono vence el 25-06-2011, ¡rayos!, eso es mañana, ¿pero no vencía la próxima semana?
Llamadas inútiles al asterisco no molesten, pásenme al departamento de quejas, birulirubirujodaburilase, eso es lo que dice el tono de espera cuando lo escuchas para atrás, increíble. Atiende un señor con voz ronca y yo decido saludar amablemente para que la conversación siga su rumbo, hasta que la palabra mágica hace cambiar todos mis ideales sobre el respeto y la admiración: NO, exaltado contesto ¿No qué?, no podemos desde aquí solucionar su problema, debe ir a la central o puede llamar a atención al no te vamos a atender que tomaran su queja, okey ¿pueden derivarme desde aquí? si señor, enseguida. Después de diez minutos tarareando birulirubirujodaburilase, salta la voz de la señorita de la grabadora diciendo “disculpe las molestias, pero en este momento no podremos atenderlo”.
Siguieron 26 días más con el mismo problemita, hasta que no pagué la boleta, y me cortaron el teléfono. Ahora uso palomas mensajeras, y créanme, son más económicas y no tienen tontos tonos de espera.
martes, 5 de julio de 2011
Comunicación Satelital
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