martes, 12 de julio de 2011

Noches de carnaval

La mujer perspicaz, la chica audaz, el sombrero loco y el hombre con jopo, personajes barriales que se engalanan para el carnaval.
El verano se asoma a cada rincón de las casas, rayos ultravioletas desenfrenados penetrando los poros de esas pieles tan blanquecinas .
Las carrozas pasan mostrando toda esa belleza, y la lujuria despierta empapada de espuma. Ruidos de ambulancias tocando sin parar, pues de seguro alguien se quedó sin ojo, el papel picado no perdona.
Los niños comen helado, juegan y se ensucian, además de jugar al ring-raje. Han tocado unas dos o tres veces el timbre de mi casa, y he logrado escuchar esas risas juguetonas, muy típicas de su edad.
Un anciano como yo puede que no deba tener este paisaje tan a la vista, y menos que sin entrada alguna disfrute de este carnaval.
Cinco festines días engalanan mis ojos, pues mi ventana da a la calle principal. Cubrí de hermosas almohadas mi cómodo sofá, ya que este será mi butaca en dicha función.
Cuarto día con una gran jornada, ya casi se termina la alegría barrial, se que cuando todo finalice mi familia vendrá de visita y esa sera mi mayor alegría, pues una carroza así uno no consigue con tanta facilidad.
Alguien ha entrado a mi hogar, ya me descubrieron.
Tantas sesiones nocturnas en mi ventana sobre este cuerpo tan frío y en descomposición no fueron las mejores de mi vida, pero me hubiera gustado pasar aquí mi ultima noche de carnaval.
Me despido de los antifaces, y de tanta espuma colorida, se que en otra vida te volveré a encontrar.

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