Las curvas fusiformes del espacio infinito, son marcadas por esas pequeñas lineas desorbitadas que con testarudez bajan desde el cielo, cayendo con toda su furia sobre los pastos desteñidos, que a cada kilómetro van degradando el verde llamativo de las casas tan cercanas unas a otras. Bendecido el hombre que de cerca puede asumir el paisaje tan eléctrico y resaltado de esas parábolas, sin que ni uno de sus finos pelos sufriera descontrol de su cabellera, inmortalizados latidos desenfrenados de pasión que se apoderan de su realidad.
Caminos cruzados, paulatinos tractos entre la tierra y las nubes fusiformes que apañan la vista de los caminantes, dentro de ese casi bosque, que en solventes ocasiones ha sido el protagonista principal de un film de terror. ¡Cuidado!,la tormenta se acerca. Se acechan palabras que esconden miedo, mientras que otras salen despavoridas por el aire, castigando todo sentimiento repulsivo al futuro desastre natural.
Pasara, dejara huellas, marcara el sentido del rencor sobre los pueblerinos, quienes llorarán sus techos desgarrados, sus hijos sin hogar y sus sueños desarmados, pero se llevará almas, y eso no se puede reconstruir.
La memoria de ese panorama, ahora transformado en la nada misma, será el hogar de cientos de espíritus que en cada tormenta, saldrán a espiar esas curvas fusiformes del espacio infinito, que con testarudez, bajan desde el cielo.
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