Las curvas fusiformes del espacio infinito, son marcadas por esas pequeñas lineas desorbitadas que con testarudez bajan desde el cielo, cayendo con toda su furia sobre los pastos desteñidos, que a cada kilómetro van degradando el verde llamativo de las casas tan cercanas unas a otras. Bendecido el hombre que de cerca puede asumir el paisaje tan eléctrico y resaltado de esas parábolas, sin que ni uno de sus finos pelos sufriera descontrol de su cabellera, inmortalizados latidos desenfrenados de pasión que se apoderan de su realidad.
miércoles, 27 de julio de 2011
Tormentas
Las curvas fusiformes del espacio infinito, son marcadas por esas pequeñas lineas desorbitadas que con testarudez bajan desde el cielo, cayendo con toda su furia sobre los pastos desteñidos, que a cada kilómetro van degradando el verde llamativo de las casas tan cercanas unas a otras. Bendecido el hombre que de cerca puede asumir el paisaje tan eléctrico y resaltado de esas parábolas, sin que ni uno de sus finos pelos sufriera descontrol de su cabellera, inmortalizados latidos desenfrenados de pasión que se apoderan de su realidad.
jueves, 21 de julio de 2011
Como gusanos adiestrados
Las riquezas que comparte a cuenta gotas lo hacen sentirse el hombre más noble de la tierra, al pequeño gusano adiestrado, personaje infame de la burocracia existencial. El aroma de sus prendas huye hacia donde su dueño va, lo siguen por cada rincón de la espaciosa casa, vacíamente bien personificado, varios cuadros colgados y una cantidad de telas delicadas por doquier. Toda estrella materialista contiene un hábitat con dichas cualidades.
Buenos días mi Lord, el desayuno está listo. Abusar de un titulo inexistente para su bienestar madrugador es algo que muchos acostumbran a usar, una plena vagancia del espíritu para no ver la pobre realidad del entusiasta millonario. Plena angustia la mía, al saber que mi hijo no entiende las leyes de la vida, siendo que yo mismo aplicaba a cada momento la réplica cotidiana de lo que es amar a pesar de todo. Mujeres sinvergüenzas que lo rodean en su continuidad económica, que el mismo sabe que no estarán en sus bajezas, lo deslumbran e ilusionan con tontas promesas futuristas. Una lástima verlo así, tan eclipsado.
Después del desayuno suelo leer el diario, o que mi chofer comente las noticias, pues ahorra tiempo y dinero. Una mañana como cualquier otra recibí la carta que haría girar mi vida:
“Hijo, si estás leyendo esto sabrás que ya no estoy. Pues no quiero ocupar muchos minutos de tu afamada vida, pero de seguro que cometerías tantos errores como pudieses, y en un intento desesperado de salvar las últimas partes de esa vaga alma, decidí dejarte como herencia mi cariño y una casita hermosa en el bosque que de niño solías adorar. Espero que algún día comprendas que los humanos ricos suelen evolucionar a pequeños gusanos adiestrados, yo solo te ayudo a ser mariposa.
Con el mayor amor del mundo,
Papá.”
Disculpe usted, señora
El tiempo no es el sanador de todas las crueldades, es el reflejo de la soledad y la tristeza en el rostro de algunos, pensar que con tan solo ver el reloj, notaba q los minutos se hacían siglos mientras que los agonizantes por el ruido tintineante de las agujas desesperaban por el espejo. Espero no ser imprudente señora, pues harto estoy de tanta injusticia, mal de amor, llantos, amistades quebradas y jamás para el dolor en el pecho. Sé que usted no debe entender a que me refiero, pues su rostro no parece agobiado por el paso de la vida, mientras que mis ojos son solo muestra de lo impuro que ha sido mi trayecto. Verá usted, soy muy sociable, pero a la vez tan dependiente de las calumnias y de otros maleficios que no podre por un largo lapso mirar a la cara a muchos de mis clientes. He engañado a casi todos aquellos que me regalaron esperanzas, y en vano fueron cada unos de sus agasajos por tanto se que nunca fui merecedor de tanta cortesía. Discúlpeme señora, usted aquí sentada al lado mío, en este asiento chillón se debe encontrar desconcertada, mire que venir a tener esta maliciada suerte de cruzarse conmigo, un hombre caído en puras desgracias, dignas del tiempo revoltoso en el que solemos encontrarnos. No merece tanta blasfemia. Caigo en lágrimas porque no tenga otra manera de agradecer su duración en esta plaza, un humano en estas condiciones es un peligro para cualquier miembro de esta culta sociedad.
Joven no se sienta tan desgraciado, todos aquellos viajeros de esta vida son nomás que propios testigos de los malos tiempos. La vida es atroz en ciertos momentos, pero las enseñanzas de tan complejas situaciones son la que los hace fuertes y sabios, no se deje engañar, esto recién empieza.
Atontado por las sabias palabras de aquella mujer que al principio era una simple desconocida, en ese instante me era tan familiar que podría jurar que vivía conmigo. Señora esto es infinitamente grande para mí. Debo agradecerle por amparar mis angustias en unas pocas palabras.
Tranquilo joven su vida recién comienza, no le prometo nada, pues no soy dios, si le prometo que alargare febrero y daré mas minutos en otoño para poder remediar mi mal trabajo. Gracias tiempo, esperemos que esta vez funcione.
Así termino la charla. Cada uno se fue caminando por su lado, sabiendo que esa conversación había sido la más importante para ambos, desde ahora yo sabía que tendría mas tiempo, y el mismo tiempo sabía que iba a cambiar.
martes, 19 de julio de 2011
Mi ventana mensajera
Es invierno, y al respirar junto al vidrio noto como una bruma se produce cercana a mi nariz. Desde este rincón pequeño de mi hogar puedo observar a un par de palomas zambulléndose en un charco pequeño en el margen de mi patio, mientras otras de las mismas caminan con delicados pasos sobre los grumos de barro.
La orden del día de hoy fue no salir, pues a nadie le es de su agrado ver su piso de mármol recién encerado repleto de salpicaduras propias de un día tempestuoso, muy entendible. No me entristece realizar dicha obediencia, suelo conformarme varias veces con simplemente arrimarme a mi ventana, y así desde el sillón escuchar los pasos del día y las ilusiones de la noche.
Las translucidas gotas caen una por una sobre el techo, sonando casi como una orquesta, produciendo una sensación de armonía y placidez maravillosas para la ocasión, y es que no hay lógica si un día lluvioso no tiene lluvia.
Manos de contextura delicada con unas prolongaciones sumisas y suaves me toman por los costados para sacarme de ese rincón y colocarme sobre el suelo. Hace mucho frío, dice la joven, y me coloca un abrigo muy caluroso y me niego a esta situación, al final siempre mi carita de por favor es la que gana.
Como quieras, pero no hoy no saldrás afuera, hay mucho barro y tus cuatro patitas dejaran su marca por todo el mármol, ¿Te parece si te recompenso con un hueso grande de caramelo? Mi exaltación final fue un indicio de “sí, quiero”, y a los pocos minutos tuve mi premio. Volví al sillón ahora con un invitado de mi grato agrado, un hueso enorme para degustar en esta tarde tan apagada. Mientras los niños miran dibujitos en la televisión, yo me complazco en compartir momentos con ella, pues es mi diversión más entretenida, ella me cuenta los secretos del día, y yo la acompaño en el sueño por las noches.
martes, 12 de julio de 2011
Noches de carnaval
Cuarto día con una gran jornada, ya casi se termina la alegría barrial, se que cuando todo finalice mi familia vendrá de visita y esa sera mi mayor alegría, pues una carroza así uno no consigue con tanta facilidad.
viernes, 8 de julio de 2011
Halam: El hombre bastardo
Palabras sueltas, sin sentido, esas que se conectan invisiblemente por medio de agudos tonos, quien sabe de donde provienen. Esas mismas son las que nos trasladan la mente por medio de la imaginación a lugares indeseables o paraísos encandilados de pura belleza. Todos aquellos sinónimos eran muestra de lujo y esbeltez, sobrios lazos que me unían a los sangre azul de este país abandonado por dios.
Los lunes a la madrugada, despertaba con ansias de leer los últimos versos admirables del famoso Biudet,un poeta que solía filosofar acerca de la vida, y era un adherente de todas mis adulaciones. El señor de la esquina, ese hombre que siempre esperaba que caiga una flor del cielo, ése mismo era quien me mantenía al tanto sobre todas las noticias del palacio. Un lugar perfecto para vivir, descansar de las arduas mañanas de campo, y que tal si por las tardes me limito a tomar un simple té de manzanilla en vez de vender las tartas de arándanos que mi madre solía mandarme a hacer.
Padre, dicen que pueden existir muchos, en mi caso solo fue uno y ese mismo es el apenado error que mi madre desea olvidar. Existo yo, posiblemente nunca se olvide de aquel.
Los trajes que engalanan los festines de una comunidad cerrada y agujereada del dolor y el sufrimiento, dignas características de un reinado en plena guerra, son aquellos que tanto deseo poseer, aunque sepa que jamás sucederá.
Por suerte de dios, Shalema se encuentra junto a mí, aunque no siempre estemos juntos, es uno de los sentimientos más bellos que se parecen al lujo. Es la afamada mujer que desaparece durante el día y encandila mis ojos por las noches, habla de lo bello que es mi tono de voz, de lo parecido que somos, me acaricia el pelo y hace que acaricie el suyo para que compruebe cuanta igualdad hay en ambos. Nuestro parecido más admirable, es el conocimiento acerca de las erróneas decisiones que nuestro rey toma día a día, sin pensar ni por un instante en todo su pueblo que con grandeza lo idolatra.
Desde que nos hemos conocido, las noches se tornaron soleadas, las charlas terminan cuando la luna se está despidiendo, el saber que hace durante el día es lo que me mantiene ocupado sin pensar en mis desgracias. En tantos meses de reunión ella nunca ha faltado, siempre presente para la cena, y ausente para el desayuno. No me he alborotado cuando su mano se despedía, ni he intentado seguirla, pues se que me ve en contra de toda su incógnita familia.
En una de nuestras tantas charlas le pregunte si realmente tenía una, y pues ella contesto con mucha sabiduría: "Pues tú, Halam. Eres la familia que yo elegí". No quise preguntar más nada esa noche, solo nos limitamos a mirar las estrellas, y fue ahí cuando mi corazón dudó sobre su amor hacia mi pobre espíritu.
-Los ojos de vuestro rey son muy nítidos, casi similares a los suyos, ¿Tiene usted idea de porqué?
-No, no sé nada sobre ello. Nunca observe su mirada, pues jamás fue lo suficiente hombre como para mirar a su pueblo a los ojos, ¿Cómo es que usted lo sabes?- (aquí, en este instante mis manos se enfriaron)
-No, pues no lo vi. Mi dama acompañante me lo ha confesado. Fue una simple admiración. Volvamos a las estrellas.
Y esa noche culminó ahí. Ese instante parece haber marcado mi memoria, no olvido sus palabras, seguramente se tatuaron en mis venas.
Pasaron los días, y Shalema se encontraba cada instante más dudable. Preguntas adheridas a mi origen, palabras aduladoras hacia mí sobre nuestro parecido, que me hicieron plantear si nuestro amor estaba medido con la misma pesa, o si esa joven dueña de mi corazón no era más que una infiltrada de nuestro reino. Alguien sabía que era un bastardo, un hijo más del montón de nuestro detestado rey, hijo de sirvienta y de, nadie; o yo me estaba persiguiendo por el pasado de mi madre.
"Yo te amo, eres la mujer de mi vida", esas palabras enfurecidas de cariño fueron las tormentas más indeseables, las causantes de todos mis dolores. Ocurrió una pausa. Lloraba, los ojos almendrados se convirtieron en un océano, y por un instante mis dudas desaparecieron, y al fin supe que sus sentimientos eran iguales a los míos, y habló:
-Tú eres el hombre de mi vida, y..
-Lo sabía, nacimos para estar juntos.
-Halam, permiteme hablar, no te apresures
-¿Pasa algo, amor mío?
-No, no me llames así, me lastimas más de lo que crees
-Oh, por dios. Oh mi santo cielo, ¡No me amas! Mis lágrimas se hicieron aún más intensas que aquel dolor que causaba mis penas. El desamor de una historia tan dulce como perdedora.
-Mi cielo santísimo Halam, no deseaba que esto fuera así. Yo te amo, pero no de esa manera. Eres el único hombre capaz de hacerme sentir feliz, es lo que siempre desee
-No entiendo. Discúlpeme usted, Shalema, pero no la entiendo. ¿Cómo me ama pero de distinta manera? El amor es uno sólo, se marca en el pecho y nunca sale. Es tinta grabada
-Usted es mi hermano
Mi sangre se heló. Mi pulso dejo de existir, pues yo ya no existía. De aquí en mas sus palabras estaba en hebreo, idioma que nunca pude entender, al igual que este dilema. Ya no era un bastardo más, ya éramos dos. Enamorado de mi hermana, yo era un hombre sin consuelo.
Definitivamente el rey había confabulado en contra de mi felicidad, de mis sentimientos. Dejé de pensar en todo hasta que un grito me volvió a la desaseada realidad:
-¡Halam!, escúchame, por la luna santísima
-¿Qué?, disculpe, creo que tuve una pesadilla estando despierto. Soñaba que usted mi hermana, increíble, otro bastardo del rey, y justo el amor de mi vida, ¿Gran pesadilla, verdad?
Su silencio me retornaba al infierno.
-Lo siento Halam, todo era real. Somos hermanos, y te amo con locura, pues eres el hermano que siempre desee tener y mis padres me negaron
-¿Padres?, tu dijiste padres. No entiendo, somos hermanos pero tú tienes padres mientras que yo solo una madre. Por dios, dime que no es lo que pienso.
- Como estoy sufriendo con esto Halam, es por eso que nunca estaba contigo de día. El reino necesita la presencia de su princesa.
-Placido santo, esto es una locura. Si el rey se entera
-¡Jamás!, nadie lo sabrá hasta que yo reine. Pues tu serás rey, no es mi lugar, no deseo la corona, es por eso que te busqué, es por eso que tanto deseaba conocerte, y ahora lo sé, tu eres el futuro de este país, acabarás con todo lo que nuestro padre ha empezado.
-No soy digno de hablarle. Retírese, amable princesa, mis puertas de paja y almidón siempre estarán abiertas para usted y su admirable familia.
-¿Y su corazón?
-Un campesino bastardo no tiene corazón. La última vez que latió, usted fue presente de dicho acto.
-Soy más infeliz en este instante de lo que lo he sido toda mi vida. Gracias hermano por 58 noches de inolvidables conversaciones.
-Que el sol la adule en su gloria, princesa- Mis ojos eran torrentes de agua salada, y aumento su caudal al hacer la reverencia a aquella joven incógnita que tanto amé.
Nunca entendí esos ojos fruncidos que solía ver en el rostro de las personas, muchos decían que era enojo, otros, sabiduría, pero a mi entender es tristeza, son miradas completas de vacío emocional, al igual que los míos. Uno nace en la vida para aprender, sonreír y hacer sonreír, tener una familia que no es de interés sabio el ser una feliz y armoniosa, algunos nos conformaríamos con que simplemente fuera completa: una madre y un padre, el resto es posible de dibujar.
Nunca los días fueron tan perplejos de luz y calor, pues un día solía verse al sol en su esplendor y al siguiente, las tormentas de arena se mezclaban con los rayos de un cielo enfurecido y el frio que regalaban las olas del mar. Hechos confusos para la mente humana. A todo esto, le incluía mi herida ensangrentada de dolor y tristeza que me acompañaba a cada instante.
-Halam, cuentan que la princesa se casará el próximo mes. Algunos comentan que será una infeliz la pobre, su futuro marido es un hombre casi anciano, pero es el heredero a la corona de Middlen, un gran partido para el reino.
-Jamás será feliz, y usted jamás vera caer flores del cielo.
Al decir esas palabras, el señor de la esquina casi derrama una lágrima, pero mi alma derramaba litros. Un corazón herido puede herir más de lo que ha sufrido.
Mis manos de obrero temblaban al ver como los preparativos de la fiesta decoraban de alegría cada puesto de nuestra nación, yo sabía que nunca lo iba a amar, sentía en cada rincón de mi cuerpo que me amaba de todas las maneras posibles. No podría existir en esta tierra una mujer tan valiente y perfecta como Shalema, mi destino me conservaba una vida gloriosa pero solo ansiaba tenerla junto a mí.
Nadie estaba conforme con esa unión, solo querían tener un heredero.
Una noche triste como todas las que venía lamentando, una esbelta sombra se asoma hacia mi ventana.
-Se que no quieres verme, pero realmente te necesito. Baja Halam, te lo ruego.
Esas palabras hicieron que mi espectro muerto recobrara vida.
-Shalema, no creas eso. Espérame, iré a tu encuentro.
Corrí cada escalón como si fuera una maratón de vida o muerte, de haber sido así, hubiera vivido.
-Te necesito. Necesito de ti como nunca antes pude aludirlo
-Lo sé, lo sé, mi mente murmuraba cada segundo tu nombre, has estado en mí todo este tiempo.
-No puedo no decirte hermano Halam, es imposible, es herencia, pero te amo más allá de todos los límites.
-Sí, estas aquí para acabar con todos mis sufrimientos. Alabado seas mi santo cielo, me la has devuelto cada minuto de sufrimiento con una palabra
Su sonrisa me demostraba que estaba parado frente a la felicidad, entre ambos existía un puente de luz que nos demostraba que el amor es incondicional.
-Cásate conmigo Shalema, deja todo y huyamos.
-Acepto, amado mío, pero no todas tus propuestas son de mi agrado
-¿Cuáles son? Nómbralas.
-No huiré de mi reino, no sin garantizarles un rey. Sé nuestro rey.
-¿Rey?, no, jamás. Soy un bastardo, mi nombre no me dejaría llegar a tanto.
-Cámbiate el nombre, di que eres un plebeyo. Ellos solo quieren un rey y yo te elijo como el Rey de Wikenlord. Confían en mí tanto como tú.
-Realmente lo tienes todo planeado. Eres única.
Nuestro beso pacto el secreto de mi nombre. “Lord Ferrell”, así me llamarían todos desde nuestro matrimonio. Me oculté durante varios días, Shalema cambió cada rasgo a campesino que afloraba en mí: mi ropa, mis manos anudadas, mi cabello desprolijo, pero mi lenguaje era digno de ser un Lord, eso siempre lo supe.
La fiesta iba en camino, era el hombre más feliz del mundo, todo lo que siempre había deseado estaba frente a mí, ¡y podía tocarlo!, nada podía arruinar este instante.
Dimos el sí. La nación festejo por 8 días consecutivos, todo era un festín. El futuro rey de Middlen nos ha mandado unas bellas copas de bronce como símbolo de paz entre ambos reinos.
Nadie aquí ha dudado de mis capacidades como hombre, ni tampoco de mi lazo sanguíneo con Shalema, solo he notado que algo en ella no está bien, siento que no es la misma. Nuestro matrimonio no se ha consumado a pesar de nuestro amor, condición que anhelo esperar.
He salido de caza junto al rey, pero algo no salió bien, una herida de flecha punzante fue directa hacia su corazón. Nos hicieron una trampa, hemos caído. Por los cielos santos, se desangra y no hay forma de pararlo. Los caballos se han perdido, los caballeros del trono desesperan, algunos guerreros han sido asesinados, veo sangre a cada paso. Desespero, la angustia me llena el alma, no es solo el rey, es mi padre quien se muere.
-Padre, soy yo, Halam. No nos dejes, no nos abandones.
-Hijo, cuida de nuestra princesa. Eres buen digno de este nombre, Lord Ferrell.
-No entiendes, soy tu hijo. Hijo de sangre, sangre azul sucia. Un hijo perdido de este reino
-Nos has engañado, me has mentido. Tú me traicionaste. Pagarás caro este engaño, no importa donde esté, vengaré esta artimaña.
Sus últimas palabras fueron tan hirientes que deseo olvidarlas. Al llegar los caballeros del trono hicieron una reverencia que por un instante pensé que no era real.
-He aquí su corona. Ahora usted es vuestro rey, admiraos y alabaos hacia nuestro Rey Ferrell, el valiente, por luchar contra los delitos embestidos en contra de nuestro difunto Rey Antonuá
La situación es confusa pero agradezco tantas palabras. Soy Rey, y mi princesa es la Reina. Debo ir con urgencia al Castillo, contar lo sucedido, no va a ser fácil.
La llegada se hizo eterna, los caminos parecían encrucijadas, mi corazón estaba exaltado, solo quería que todo pasara velozmente.
“Nuestro rey está aquí”, “Larga vida al rey Antonuá, Vida al trono del Rey Ferrell”. No soy Ferrell, no soy Lord, no soy rey, soy Halam, renuncio a esta vida, no quiero esto, mis miradas se hacen confusas, veo gente reír, otros lloran. Mis pensamientos van hacia Shalema pero no la veo, esto se pone pavoroso.
Luego de varias horas en estado inconsciente, una cortesana de la princesa coloca un paño tibio en mi frente, pero exaltado por la situación me veo en la obligación de llamarla:
-Shalema, ven a mí. Entrégame tu calor
-Señor, debo decirle que su reina ha sido secuestrada. Soy la encargada de decirle que los traidores a la Nación no han sido encontrados, pero…
-Joven cortesana, no puede estar diciéndole a su rey semejante mentira. Que desvergüenza
-Lo siento mucho mi rey, no quise a usted ofenderlo. Nuestra reina ha sido asesinada.
En ese instante recordé todas aquellas noches que pasábamos juntos, el momento en el que me confesó que éramos hermanos, cuando me entregó tantas palabras sueltas que unidas referían a su amor hacia mí. Todo.
Mi duelo se hizo eterno, pasaron los meses y todas las tardes solía asomarme al balcón para verla, como hacíamos antes y así hablar, hablar de todo y mirar las estrellas. Dos años no pasan nunca cuando las heridas aún sangran.
Alguien toca la puerta.
-Disculpe usted, mi rey. He aquí una carta que han dejado hace mucho tiempo, me han ordenado que en esta fecha se la entregara
-Gracias joven cortesana.
“Querido hermano: He tenido que mover ciertas fichas de este juego para que el rumbo de mi amada Nación cambie. Lamento la pérdida de nuestro padre, pero debo confesar que ese fue siempre mi plan. No tenía intención de engañarle profanando un amor que nunca existió. Mi huída ha sido todo lo que he esperado desde mi infancia. Soy feliz, y deseo que usted también lo sea. No me busque, solo quería que fuera el rey, pues amo a Wikenlord, pero no podía con tanta responsabilidad. Estaré muy lejos de aquí, pero debe usted saber cuánto lo admiro como hermana, se que será mejor rey que nuestro padre, confío en mi intuición.
Te ama y te adula con todo su esplendor,
Shalema”
Desde ese mismo día, rompí mis promesas y ordene un pedido de captura en su contra, sé que no debía hacerlo, pero mi luz se convirtió en sombra y nada pude hacer al respecto, solo ella podría cambiar a este incognito rey.
Un atardecer común como todas las otras, decidí tomar mi té en el balcón. Note que una sombra se asomaba, la misma sombra esbelta que apareció una noche sobre mi ventana, supe al instante que era ella aunque nunca pude visar su rostro.
Esté donde esté, se que la voy a encontrar, pues sólo con ella puedo ser Halam.
martes, 5 de julio de 2011
Comunicación Satelital
Las comunicaciones entre la central de aquella compañía y la telemarker que juraba insolentemente no haberse comunicado conmigo, me dejaron los nervios colapsados. Los teléfonos móviles son ese producto que uno agradece por tener y al ver la boleta, odia de pagar.
Mal atendidos, mal reprochados, humillados por esta vil mentira de ser “clientes”. Los puntos de planes que no existen, mensajes gratis que nunca aparecen, los avisos a tu móvil diciendo su abono vence el 25-06-2011, ¡rayos!, eso es mañana, ¿pero no vencía la próxima semana?
Llamadas inútiles al asterisco no molesten, pásenme al departamento de quejas, birulirubirujodaburilase, eso es lo que dice el tono de espera cuando lo escuchas para atrás, increíble. Atiende un señor con voz ronca y yo decido saludar amablemente para que la conversación siga su rumbo, hasta que la palabra mágica hace cambiar todos mis ideales sobre el respeto y la admiración: NO, exaltado contesto ¿No qué?, no podemos desde aquí solucionar su problema, debe ir a la central o puede llamar a atención al no te vamos a atender que tomaran su queja, okey ¿pueden derivarme desde aquí? si señor, enseguida. Después de diez minutos tarareando birulirubirujodaburilase, salta la voz de la señorita de la grabadora diciendo “disculpe las molestias, pero en este momento no podremos atenderlo”.
Siguieron 26 días más con el mismo problemita, hasta que no pagué la boleta, y me cortaron el teléfono. Ahora uso palomas mensajeras, y créanme, son más económicas y no tienen tontos tonos de espera.