Un lugar paradisíaco lleno de luces coloridas, un caminito chico que lleva al mar, uy ¡y cuantos pajaritos verdes! ¿serán loros?, parecieran. Me encantan las noches estrelladas en mi lugar paradisíaco, parecen luciérnagas que intentan acariciarme, los lunes brillan mas, debe ser que esas noche son especiales; en fin, para mi siempre son especiales.
Si la ciudad me viera en este preciso instante, se asombraría, ahora salgo casi todos los días y ya no lloro de noche, solo siento un vacío que se llena cuando veo las noches llenas de luciérnagas, que a veces me hablan de ella, me dicen que juega con el viento y esta muy feliz, me manda saludos todas las noches, aunque ciudad te cuento un secreto, en todos estos días, jamas te nombro.
Mira, cada vez que te la nombro lloro, te distes cuenta?, sino estoy bien.
No creas que es rencorosa, pero no te olvides que vos te la llevaste lejos de mi, de su papá, su superheroe, no debe ser fácil superarlo y menos a su edad.
Dime, tú, ciudad abultada de caos y misterios oscuros : Nos extrañas?, porque desde que estoy aquí solo pienso en eso, en como es que un hombre de mi altura pierde la cordura en una maldita ciudad, y se transforma en un parásito porque es así, en eso te transformas cuando parte de tu corazón deja de latir y desaparece así como una tormenta de verano; el hecho de tener que olvidarte de hacer esas cosas que a uno lo hacen humano, un simple abrazo por las noches a tu hija, un regaño por una nota baja, cosas así que ya no podre hacer, por eso ciudad bendita me he perdido en esta isla paradisíaca, me he perdido en las luciérnagas nocturnas y aun no me encontrado, pues así he decidido pasar mis últimos días; vagando por este mundo invisible y tan seguro para mi, y si es que algún día intentas comunicarte conmigo desde ya te vengo avisando, amigo mio, que encontrarme te va a ser muy difícil.
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