Mientras el mundo giraba en un constante peligro, las salidas del hombre hacia una escape perfecto,iban cerrandose de a poco. Tan drastica era aquella situacion, que ni los malvivientes tenian opciones, solo podian dejar morir la esperanza o morir con ella. El sabio de la Tierra, contaba sus historias previas al desastre, para derramar lagrimas en los oyentes y permanecer con firmeza sobre su puesto. Era amado, odiado y envidiado por todos, escondia los secretos milenarios mas reveladores de la era, y aún asi, se negaba a relatarlos. Sabia que el fin de su conocimiento se unia al fin de otros, y preferia que murieran en su memoria, a aceptar que el destino de muchos, dependia de eso.
Tendida su alma en el umbral de lo inconcreto, busco la manera de aliar ambos problemas, y en el recinto menos pensado hallo la forma de hacerlo. El primer paso era llamar a todos los habitantes de la galaxia y formar una ronda, unidos por las manos, proceso que llevo meses y enredos, pero se logro. Cada ser viviente se encontraba entonces, unido a otro. El segundo, fue que cada una hilara la palabra del otro, sin importar cuantas veces se repetian las mismas palabras, y al final del año, se habia nombrado 455990 veces la palabra paz, 3100500 la palabra amor, y el resto fueron palabras sueltas sin sentido. El ultimo paso fue el mas importante. El sabio se soltó de la ronda, y dijo "paz y amor". Dentro del circulo quedo un espacio que separaba a Europa de América, entonces miro al universo y dijo: -No teman al vacío, no se limiten a imaginar que si algo no está es porque se ha ido. En tan solo un año, fue mas la espera por una palabra, una mano que acciones. Ahora sueltense. Ahora cambien el mundo.
Todos fueron por caminos distintos sembrando la enseñanza de un nuevo comienzo, mostrandole al destino, que en esta vida, existe el final feliz.
miércoles, 22 de mayo de 2013
Prisioneros de mil destinos
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