Mis servicios fueron opacados por tan insulso conocimiento de plantas.
Un pequeño sorbo de destreza, agilidad sobre definiciones y ya eres superado, aunque ese mínimo desarrollo intelectual no sea más que un engaño en la inmundicia. Ya nadie le consulta a un Botánico, ahora van al insulso conocedor de plantas, personaje fusiforme a la realidad pública, solo piropea un par de hojas, habla de cosas que ni su propia capacidad puede razonar, y listo, ya está, conformidad para los clientes. Mientas yo me nutro de información, y trato de demostrarle lo fácil que puede ser cuidar una bella planta, con las precauciones previas, el les dice que una planta es un ser con vida, los demás sonríen y van por la vida contentos con un vacio completo de inquisición con la planta al ras del viento. Se siente nostalgia.
Implementé la práctica de no decir nada sabio sobre ellas, y credibilidad o no, vendí más que nunca.
Decidí acercarme hacia el insulso conocedor de plantas para agradecerle, ya que gracias a este había vendido más, y aquel burlo personaje comentó que su única estrategia era ofrecerles algo que no le interesaba, y eso me hizo reaccionar de que no era mi sutil estilo, era botánico, las amaba, y las estaba entregando a la misma nada, al descuidado del sol y la sequia, a la reivindicación de mecanismo caseros de resucitación, basta, volveré a ser yo.
Al día siguiente, descubrí que mi relación con esos simples y complejos seres de vida eran los que me guiaban por el camino de la armonía y el amor, así que de esa manera comencé a tratar mi vida, el cambio fue notorio y eso se reflejo en mis ventas.
Después de un tiempo, él fue quien vino a mí a buscar respuestas, y las mías fueron más que sencillas, demostrándole que el comercio es comercio si se ama lo que se vende, sino, a dedicarse a lavar platos. Su cara fue de asombro, la mía de alegría, y para compartir mi exceso de felicidad, le regale un pedazo de madera tallada, junto con una pelotita.
-Gracias Sr. Botánico, ¿qué es esto?
-Un regalo Sr. Insulso conocedor de plantas, algo que me sacaba el estrés entre tanto enredo
-¿Sí?, bueno lo usaré, ¿pero qué es?
-Es un recuerdo de mi infancia, mi padre me decía cuando te sientas aludido por las penumbras, cuando sientas que algo grande pasa frente tuyo y no puedes subirte, cuando estas desilusionado, toma esto, un juguete de mi infancia, así recordarás que siempre lo más sencillo y pequeño, en tu vida fue y será lo más complejo e importante.
-Oh, que complejo. ¿Y cómo se llama este juguete?
-Paleta pelotera. ¡Cuidala! Era la paleta pelotera de mi papá, y fue también mi pelota pelotera.